Este es un cuento de un autor boliviano que es Christian J. Kanahuaty, el escribe muy bien, me llamo mucho la atención su cuento, me parece muy interesante se los dejo para ver que opinan:
La madre vio a su hija acercarse y recordó que le tenía que hablar de algo que estuvo postergando durante semanas. Su hija tiene 15 años y goza de una salud impecable. Es bonita y su cuerpo está empezando a adquirir la forma adecuada. Su madre empieza a hablarle dando un largo y tenue rodeo: le comenta que la leche ya no cuesta dos veinte como antes y que el alquiler y la luz están subiendo cada día y que hay poco trabajo disponible para ella. Eso a su hija no le importa mucho y en muchos sentidos no entiende por qué su madre le está diciendo todo eso, si ella ya lo sabe. Su madre le explica que su trabajo no es difícil, que consiste en hacer felices a los hombres y siempre debe estar dispuesta a escucharlos. Ellos pagan por ser escuchados. Pagan para sentirse queridos por unos minutos con el objetivo de regresar más fuertes a sus casas para escuchar con la calma de los años a la esposa que siempre cuenta las mismas cosas de sus amigas. Ahora su hija no entiende nada. Ella siempre creyó que su madre regentaba un hostal, pero ahora empieza a entender que ésa no es realmente su tarea en ese lugar. Su trabajo es otro, y su hija acaba de imaginarlo en los pliegues que se forman en los párpados de su madre que empieza a contener las lágrimas que quieren salir. Le dice que se tiene que depilar, que tiene que pintarse los labios y que debe hacer algo con su cabello, no puede tenerlo suelto y enmarañado todo el tiempo. Le cuenta que ha quedado con el dueño del lugar. Que su ingreso será el próximo viernes, un primer viernes como debe de ser. Y hasta entonces ella se encargará de enseñarle todo lo que los años y los hombres le han inculcado en su cuerpo y en su memoria. Una vez más, le repite que el oficio no es difícil, que al principio duele, pero que luego de los días es como un simple ardor. Le dice que la clave es no dejarse besar ni tocar mucho por ellos y menos aún debe de involucrarse en los problemas que ellos le cuentan. Luego, le sugiere que puede pensar mientras ellos hacen lo suyo en las veces que salió con sus amigas y se divirtió en los centros comerciales olvidándose de las horas, que así será más fácil y llevadero. Su hija entiende todo y por primera vez en su vida, escucha a su madre con atención y cierto respeto. Se da cuenta que su madre no es ni remotamente la más bonita del lugar, pero comprende que sólo ella puede enseñarle todo lo necesario para sobrevivir en aquel lugar. Se queda quieta y espera a que su madre se levante para que así ella pueda hacer otra cosa. Su madre sólo alcanza a darle un abrazo. Mientras se abrazan, ella siente en el cabello de su madre todas las horas que ha pasado en otras camas.
Muy lindo, me gusto mucho gracias por compartir esta historia con nosotras y nosotros tus lectores...
ResponderEliminarGracias!!
ResponderEliminarEs un cuento que esta muy bien narrado,me gusto como el autor poco a poco te va mostrando la situación, fijate que es un estilo muy latino americano.
ResponderEliminarYo también estoy participando en el concurso, pero de Chile, si quieres puedes visitar mi blog y decirme que te parece http://lamaldiciondelpais.blogspot.com/ Chao
Gracias, visite tu blog, esta muy lindo...!!
Eliminarmuy interesante y muy bien narrado ,no pesas ser escritor?
ResponderEliminarEl cuento no es mio pero si me gusta mucho escribir, el cuento es de un autor boliviano llamado Christian J. Kanahuaty
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